Dotar al Picón de una zona de pradera, reforzar la limpieza de los espacios más concurridos y aumentar iniciativas que mejoren la inclusión y accesibilidad son algunas medidas en las que ya trabaja la organización.
Cartel y venta de bonos
"Tenemos en mente reducir un poco el aforo", afirma el director del festival, Javier Ajenjo.
"Queremos que la gente se encuentre cómoda, encontrar el equilibrio presupuestario que para nosotros es fundamental. El año pasado tuvimos que remontar dos años muy difíciles y había que vender todas las entradas posibles, que nos han ayudado a sobrevivir. Este año queremos poner un tope. Al ritmo que vamos ahora mismo por encima de 20.000 entradas se acabarán en pocos meses, lo cual dice mucho del impacto del festival y de las ganas que tiene la gente de venir.
Respecto al cartel nos queda por confirmar el 40%, Lo haremos a principios de marzo o abril. La venta va de forma increíble", asevera.
Novedades en el recinto principal
También pensando en mejorar la comodidad de quienes asistan al festival y a la vez hacer del Picón un espacio multifuncional para el disfrute de la ciudadanía arandina en otros momentos del año, la organización proyecta instalar una zona de pradera en dicho recinto.
Son algunas de las cuestiones en las que quiere trabajar codo con codo junto al Ayuntamiento, en unas reuniones de trabajo que ya han comenzado (todo un avance respecto a ediciones no tan lejanas en las que las decisiones se tomaban casi de víspera) y en las que uno de los objetivos prioritarios es minimizar el impacto negativo para los habitantes de Aranda.
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